Mónica y Javier acababan de mudarse juntos a Londres. Habían dejado todo atrás y querían empezar una nueva vida. Ninguno tuvo miedo de tomar esa decisión, pero lo único que les preocupaba era el desafío de encontrar un nuevo trabajo. Porque además Javier y Mónica no se ponían de acuerdo a la hora de decidir cómo buscarlo. Javier tenía la intención de buscar exactamente el mismo puesto de trabajo de su vida anterior.
En cambio, Mónica quería despojarse de su etiqueta profesional para no anclarse en el pasado y mirar hacia el futuro. Por lo que ambos decidieron llevar estrategias diferentes a la hora de encontrar trabajo. Lo primero que hizo Javier fue buscar ofertas de empleadores por internet. Durante un par de semanas estuvo enviando el mismo correo a todos los directivos que habían puesto una oferta de trabajo.
Él pensaba que por estadística alguno le contestaría para proponerle una entrevista. Pero los resultados dejaron mucho que desear. Ante el intento fallido, Javier cambió de estrategia y empezó a responder a los anuncios de los periódicos locales. Pero de nuevo el resultado fue un completo fracaso. Por otra parte, lo primero que hizo Mónica antes de empezar a buscar trabajo fue un ejercicio de introspección conocido como la flor de los siete pétalos.
La flor de siete pétalos consiste en una representación de ti en función a las siete formas de verte a ti mismo. La primera forma de verte es según a lo que sabes, tus conocimientos y disciplinas preferidas. La segunda es según los tipos de personas con las que más te gusta trabajar. La tercera es según lo que sabes hacer y tus destrezas. La cuarta es según a tus condiciones de trabajo preferidas.
La quinta es según a tu salario y nivel de responsabilidad preferido. La sexta es según tu ubicación geográfica preferida y la séptima es según tus metas y la finalidad de tu vida. Este ejercicio ayudó mucho a Mónica a que entendiese mejor qué buscaba y cuál era su punto de partida. A diferencia de Javier, Mónica utilizó estrategias más originales para encontrar trabajo.
Lo primero que hizo fue hacer correr la voz entre sus pocos conocidos de Londres. De esa manera era más fácil estar al tanto de todas las vacantes de trabajo que estuviesen disponibles. Por desgracia, ninguno de sus contactos le pudo ayudar. Pero eso no le quitó las ganas de seguir buscando trabajo. Mónica continuó buscando trabajo yendo a llamar a la puerta de las empresas desde pequeñas startups hasta grandes empresas.
Cuando llegaba, se encargaba de conocer al director de recursos humanos de la compañía y le entregaba directamente su currículum. En la tercera semana, Javier seguía buscando ofertas de empleo por Internet, sin resultado alguno. En cambio, Mónica ya tenía dos entrevistas preparadas para final de mes. Mónica tenía muchas ganas de encontrar un buen trabajo con unas buenas condiciones, por lo que estuvo preparando las entrevistas con mucho empeño y dedicación.
Y esas ganas se vieron reflejadas en la primera de ellas. Durante toda la entrevista, Mónica supo controlar los nervios y aplicó la regla del 50-50. Es decir, durante la primera mitad de la entrevista ella escuchaba y en la otra mitad ella hablaba. Y no solo eso, sino que también supo dominar la negociación salarial esperando hasta el final de la entrevista para negociar su sueldo, como recomiendan los expertos y consiguiendo el salario que ella quería.
Mónica y Javier llegaron a Londres al mismo tiempo, pero en tan solo un mes Mónica había conseguido un trabajo en el que se encontraba muy feliz y en cambio Javier todavía seguía buscando. No es porque Javier tuviese menos talentos y habilidades que Mónica, lo único que les diferenciaba era la estrategia y su mentalidad. De hecho, hay quienes demuestran que con una estrategia correcta y una mentalidad positiva, cualquier persona puede encontrar un trabajo que le haga feliz.
Es el libro considerado como el mejor manual profesional sobre búsqueda de empleo del mundo por el New York Times.
Hasta la próxima.