Son muchas las personas que tienen brillantes ideas de negocio, pero muy pocas las que las llevan a cabo. En muchas ocasiones, los emprendedores no empiezan sus negocios por miedo, porque creen que no saben suficiente o porque sienten que necesitan mucho dinero para empezar. La realidad es que comenzar un negocio es un arte, y como cualquier arte se puede dominar.
Para que te sea más fácil, hemos aclarado los puntos más importantes que necesitas tener en cuenta a la hora de empezar tu negocio. Existe el mito de que las empresas de éxito empiezan con grandes ambiciones y objetivos descomunales. Y la realidad es todo lo contrario. Por ejemplo, Ingvar Kamprad, fundador de IKEA, inició su empresa a los 17 años, dedicándose a comprar cerillas al por mayor y vendiéndolas individualmente.
Y al darse cuenta de que su modelo de negocio funcionaba, lo replicó con muebles. Si no sabes por dónde empezar tu negocio, empieza respondiendo preguntas muy sencillas. ¿Dónde está la debilidad del líder del mercado? ¿Existe una manera mejor de hacerlo? ¿Qué puede ocurrir después de esta nueva tendencia? Contestando a este tipo de preguntas, nuestro cerebro es capaz de expandir su creatividad y poner el foco en problemas que somos capaces de visualizar y resolver.
Otra de las grandes preguntas que se hacen muchos emprendedores es si deberían empezar solos o con un socio. Esto depende mucho de ti y de tu forma de trabajar. Pero la realidad es que muchas empresas de éxito suelen empezar con la contribución, de al menos dos personas. Si eliges a un socio, tienes que tener en cuenta que los cofundadores deben tener tanto similitudes como diferencias.
Por ejemplo, en Microsoft, Bill Gates y Paul Allen compartían la misma visión y compromiso con la empresa. Sin embargo, Paul Allen era un experto enfocándose en los detalles y Bill Gates se preocupaba por la visión global de la empresa. Y esas diferencias les llevaron a la cima. O como también hicieron Steve Wozniak y Steve Jobs, donde Wozniak se encargó del apartado técnico del primer Macintosh de Apple y Jobs de venderlo.
Otro punto a tener en cuenta antes de empezar es tener claro tu modelo de negocio. Pero no tienes que estancarte y sobreanalizar hasta encontrar el modelo perfecto, simplemente tienes que responder estas dos preguntas. ¿Quién es tu cliente y cuáles son sus necesidades? ¿Y cómo garantizarás que los ingresos superen a los gastos? Cuando ya has elegido tu modelo de negocio, identificado tu cliente y sus necesidades y has elegido a tu socio, estás listo para hacer tu lanzamiento del producto.
Otro de los grandes errores que suelen tener los emprendedores es querer que su primer producto sea perfecto. De nuevo, eso se encuentra lejos de la realidad. Muchas de las grandes empresas comenzaron con un producto mínimo viable. Por ejemplo, Airbnb se creó con la intención de ganar un dinero extra comprando camas sin chables para aprovechar el espacio que les sobraba en el apartamento.
Cuando lances el producto, tu foco tiene que estar en conseguir posicionar tu startup respondiendo a esta pregunta. ¿A qué te dedicas? Desarrolla la pregunta y comunica tu mensaje al mercado. A partir de aquí, tu misión es conseguir que ese mensaje se difunda por todo el mundo. Antiguamente, lanzar tu producto y difundirlo era muy caro. Pero hoy en día disponemos de decenas de alternativas para conseguir recursos para lanzar nuestro proyecto gracias al arte del bootstrapping.
El bootstrapping consiste, básicamente, en empezar un negocio sin apenas recursos. Por ejemplo, si necesitas una página web, puedes buscar herramientas de desarrollo gratuitas o de código abierto. Si necesitas promocionarte, tienes la oportunidad de dar a conocer tu marca gracias a las redes sociales. Incluso si tu problema gira en torno a la financiación, puedes recurrir a incubadoras y aceleradoras que te aportarán los recursos que necesites para tu proyecto.
También tienes otras opciones para conseguir dinero, como hacer un crowdfunding, donde darás la opción a la sociedad de que donne dinero para que tu proyecto salga a la luz. Pero para eso necesitas que la gente crea en él y en tu visión. Y si ninguna de estas opciones te convence, siempre te quedará la elección de acudir a inversores, ángeles o capitalistas de riesgo.
Esta gente siempre estará dispuesta a apostar por proyectos que merecen la pena. Por último, imagina que tu producto ya está en el mercado y tu startup empieza a rodar. Entonces, ¿qué ocurre? Ahora toca elegir quién quieres que juegue en tu equipo para los siguientes partidos. El momento de contratación de personal en el inicio de tu startup tendrá gran responsabilidad sobre el futuro de tu proyecto.
Por eso es necesario que fiches a gente mejor que tú. Y si tu presupuesto no te permite contratar a los mejores, contrata a los que son buenos y encárgate de que vayan creciendo a la par del crecimiento de la startup. Hemos intentado demostrarte que existen muchas alternativas para conseguir hacer realidad tu sueño y construir tu negocio.
Esperamos que tras verlo, hayas podido aprender y resolver muchas de tus dudas a la hora de comenzar tu negocio.
Un abrazo y que tu emprendimiento sea todo un éxito.