Imagínate que estás de viaje por la playa de Second Beach, en Sudáfrica, una de las playas donde hay más tiburones del mundo. Ahora imagínate que estás en tu casa comiendo mientras ves la televisión un día cualquiera. De las dos situaciones anteriores, ¿cuál crees que es la más peligrosa? Aunque tu intuición te diga que es la primera, las estadísticas nos confirman que es la segunda.
En Second Beach, en los últimos cinco años, han fallecido nueve personas por ataques de tiburones, mientras que en un solo año en España han fallecido más de dos mil personas por atragantamientos. La intuición a lo largo de la historia nos ha servido para sobrevivir ante peligros extremos e internos. Es una herramienta que nos proporciona respuestas eficaces y rápidas, pero muchas veces su eficacia se ve perjudicada por diversas trampas mentales.
Por eso necesitas conocer estas trampas mentales para saber cuándo confiar y cuando no en tu intuición. La primera de todas es el sesgo de autocomplacencia. Probablemente alguna vez has suspendido un examen y has echado la culpa a la corrección del profesor. En cambio, cuando has aprobado un examen, has pensado que el mérito ha sido gracias a tu esfuerzo.
Este sesgo nos intenta convencer de que nuestros fracasos son por culpa ajena y nuestros méritos son gracias a nosotros. Nuestro cerebro va a intentar proteger nuestro ego, así que sé consciente de que esta trampa mental te puede estar engañando a la hora de analizar tus victorias y derrotas. Otra trampa es la del vaso medio lleno. Es verdad que ser positivo nos ayuda a afrontar los problemas de nuestra vida con más fuerza y mejor actitud, pero no siempre debemos ver el vaso medio lleno.
Por ejemplo, imagínate que te diesen la opción de invertir 100 euros con un 50% de probabilidad de ganar el doble del dinero invertido. Y ahora imagínate que te diesen la opción de apostar 100 euros con un 50% de probabilidad de perder todo. Probablemente te sea más atractiva la primera opción, pero en realidad ambas situaciones son iguales. La única diferencia es que parten de dos premisas distintas.
Esto se debe a que en estas situaciones solemos ver el vaso de la manera que más nos beneficia, y muchas veces este sesgo puede ser utilizado en nuestra contra. Otra trampa mental es la del coste hundido. El coste hundido es esa fuerza mental que nos intenta convencer de que tenemos que acabar todo lo que hemos empezado y puesto esfuerzo en construir.
El coste hundido a veces puede ser beneficioso, por ejemplo, si nos incita a acabar un proyecto al que le hemos dedicado muchas horas. Pero otras veces esta trampa mental nos puede perjudicar de manera estrepitosa. Como por ejemplo, al continuar una relación de pareja que sabemos que es tóxica, pero no queremos terminarla porque ya hemos puesto mucho esfuerzo en la relación.
Cuando vayas a continuar un proyecto o relación, pregúntate si lo quieres continuar porque te está aportando cosas positivas a tu vida, o simplemente porque no quieres acabarlo por todo el esfuerzo que has puesto en él. Por último, la trampa del mañana me pongo a dieta. Esta trampa mental está presente en la vida de todos los seres humanos y sobre todo aparece al inicio de cada año.
¿Cuántas veces has escuchado a partir del 1 de enero voy a empezar a ir al gimnasio? o ¿este año voy a dejar de fumar? La realidad es que sólo el 8% de las personas son capaces de cumplir sus objetivos de año nuevo. Esto se debe a que solemos pensar que el trabajo que tenemos que hacer hoy requerirá menos esfuerzo en el futuro. Esto obviamente no es cierto, ya que el esfuerzo será el mismo, pero todos alguna vez hemos pecado de esto, ya sea dejando el estudio para la última semana del examen o proponiéndonos cambiar un hábito cuando acabe la semana, mes o año.
La siguiente vez que propongas una tarea, recuerda que tu cerebro te está intentando engañar. Ahora que conoces algunas trampas mentales, esperamos que puedas elegir mejor cuando confiar en tu intuición.
Hay que ver la de trampas mentales que tu cerebro puede estar utilizando. En fin, un saludo.