Imagínate que eres un turista en una nueva ciudad y tienes un sinfín de actividades que hacer. Podrías visitar los lugares más famosos de ese lugar, comer en los mejores restaurantes, apuntarte a alguna actividad de grupo o simplemente caminar sin rumbo. Toda esta libertad de posibilidades puede llegar a paralizar. Y lo mismo ocurre al buscar nuestra pasión.
Al igual que el turista que llega a una nueva ciudad, tenemos un mundo de ideas y profesiones que explorar. Tantas opciones que hemos de admitir la imposibilidad de realizar todo lo que se nos ofrece y hemos de planificar y elegir cuidadosamente lo que hacemos con nuestro tiempo. Por lo general, la gente no sabe qué es lo que le apasiona y en vez de buscarlo activamente se limita a esperar a que aparezca.
Muchos escogen una profesión con la excusa de que no sabían qué otra cosa iban a hacer y esto acaba provocándoles una sensación de infelicidad en sus vidas. Y sí, algunos tendrán la suerte de darse de bruces con su pasión de forma accidental, viviendo felices para siempre, pero esta es la excepción a la norma. Confiar en la pura casualidad es una invitación al desastre y la mayoría de personas tendrá que luchar por encontrar su camino.
Para encontrar nuestra pasión debemos utilizar tanto la emoción como la lógica de manera equilibrada. La emoción que sintamos ante una actividad será la guía que oriente la búsqueda y la lógica será el juez que determine la elección. El primer paso se basa en explorar nuestra propia historia, las experiencias que hemos tenido en nuestra vida y que han conectado con nuestros intereses.
No hemos de confiar ni seguir sin más al rebaño, sino tomar nuestras propias decisiones críticamente. El segundo paso es pararse, no ser un caminante desorganizado. En lugar de saltar desesperadamente de una cosa a la siguiente, hemos de pararnos y evaluar si hemos permanecido el suficiente tiempo en la profesión actual para cosechar sus beneficios.
A veces una actividad o profesión necesita cierta maduración para convertirse en pasión. Una vez nos hemos conocido y descartado en nuestra ocupación actual, es momento de hacer un gran muestreo. Empezando con nuestros intereses actuales y expandiéndolos, es el momento de leer, hablar y pensar críticamente en abundancia. Hemos de probar activamente cosas nuevas hasta que alguna conecte con nosotros.
El cuarto paso se basa en distinguir un interés de la pasión. La mente no puede parar de pensar en lo que ama. Por ejemplo, si nuestra pasión se concretara en una persona, ¿le pedirías matrimonio? Si no hay pasión por aprender continuamente de esa actividad, no hay ningún tipo de pasión. Por último, nunca te olvides de seguir buscando. Incluso si disfrutas de lo que estás haciendo, ten la inquietud de seguir probando cosas nuevas, creciendo, mientras buscas más pasiones que te llenen.
Este método sobre cómo encontrar tu pasión pertenece al libro Sin miedo ni excusas, por Larry Smith. Un abrazo y que encuentres la pasión que haga brillar tus ojos cada día de tu vida.