Jaime estaba muy emocionado por empezar su último año de instituto. Sabía que iba a ser un año muy especial, ya que cuando finalizase el curso cerraría una etapa de su vida. Además, Jaime se había propuesto el objetivo de crear un club en que los niños pudiesen aprender sobre diversos temas como la inteligencia emocional, psicología y desarrollo personal.
Para conseguirlo, necesitaba convencer al instituto de que le cedieran las infraestructuras y le ayudasen a conseguir los recursos necesarios. Las ganas que tenía Jaime de empezar ese proyecto eran inmensas, pero no tenía ni idea de por dónde empezar. Así que lo primero que hizo fue empaparse de conocimiento mediante libros y vídeos sobre líderes empresariales que habían inspirado a miles de personas para creer en una misma causa.
Tras muchas horas de estudio, entendió que lo más importante antes de comenzar era definir tres pilares claves de su proyecto. El por qué, el cómo y el qué. El por qué hacía referencia a los motivos y creencias que movían a Jaime a la hora de crear el club. Jaime empezó a interesarse por el crecimiento personal tras sufrir una depresión en la adolescencia.
Gracias a los conocimientos que aprendió en libros, talleres y conferencias sobre gestión de emociones e inteligencia social, consiguió superar la depresión. Es por esa razón que quería motivar a los niños a aprender sobre esos temas lo antes posible. El cómo aludía al proceso o sistema que llevaría a cabo para conseguir su objetivo. Jaime tenía pensado hacer talleres gratuitos sobre inteligencia emocional enfocado a los padres para así convencerles de inscribir a sus hijos en el club.
Y por último, el qué hacía referencia al resultado tangible que habría conseguido al final del año. El resultado final que Jaime buscaba era crear un espacio donde enseñara a los niños sobre desarrollo personal mediante juegos y actividades una vez por semana. Además, Jaime se había dado cuenta de que las empresas inspiradoras eran muy distintas a las empresas mediocres por un motivo singular.
La mayoría de empresas se centraban en vender simplemente el producto, es decir, en vender el qué. Al contrario, las empresas brillantes ponían todos sus esfuerzos en conseguir vender sus valores y su visión. Es decir, en vender su por qué. Jaime decidió replicar la misma estrategia. En el primer taller gratuito que realizó, se centró en transmitir su causa, la visión que tenía con este proyecto y por qué era importante llevarlo a cabo.
El resultado fue todo un éxito y hubo muchos padres interesados en que sus hijos aprendiesen sobre el desarrollo personal. Gracias al triunfante resultado del taller, Jaime fue capaz de presentar al instituto una lista con todos los nombres de los padres que apoyaban su idea. Y el instituto decidió respaldar el proyecto. Al final del año, Jaime había conseguido que decenas de niños se apontasen a su club e incluso tal fue la fama del proyecto que se crearon diversos grupos para estudiantes de todas las edades.
Jaime, aplicando la estrategia correcta, había creado algo más grande que un club. Había creado una comunidad de estudiantes que compartían los mismos valores, creencias y la misma visión. Además, algunos estudiantes de la promoción anterior a la de Jaime se ofrecieron voluntarios para seguir liderando el club cuando Jaime se graduase. Para asegurarse de que el club llevase el camino correcto cuando él no estuviese, Jaime creó un manifiesto basado en los tres principios clave que todas las empresas inspiradoras tenían en común.
La claridad del por qué, la disciplina del cómo y la coherencia en el qué. Te estarás preguntando por qué Jaime eligió esos principios a la hora de crear su manifiesto. La razón es que desde que Jaime tuvo la idea del proyecto hasta que consiguió crear el club, había estado siguiendo paso a paso una estrategia muy particular. En todo momento, Jaime había estado poniendo en práctica la teoría del círculo dorado.
Esta teoría la desarrolló Simon Sinek. En su libro, Empieza con el por qué. Y la han utilizado los mayores líderes y empresas para conseguir influenciar a las personas a luchar por su causa.
Utiliza tu por qué para lograr todos tus objetivos.